El domingo, Unai tuvo que cambiar algo su aspecto. Ahora tiene el flequillo más corto. ¡La culpa la tiene un coche!
Un coche de juguete rodaba alegre y tranquilamente por el suelo. Unai lo cogió se lo llevó a la cabeza y las ruedas se liaron con su lindo rubio pelo. ¿Consecuencias? La única manera de separar el coche del pelo fue cortando un mechón entre los lloros del niñito.
Según mi hija mayor, dentro de su cerebro tiene una adorable corona como la que llevan los angelitos. Adivinad quién de nuestra familia se merece los cuernos de la imagen.
Arrastrad el ratón, desde aquí y hacia abajo, si no estáis seguros.